Percepción de valor vs. ingresos
El emprendedor es, por naturaleza, optimista. Esa confianza es una de sus mayores virtudes, pero también puede convertirse en un obstáculo. Muchas veces, incluso trabajando bien, los ingresos no llegan como esperamos.
¿Por qué sucede esto? La respuesta está en la percepción de valor vs ingresos, una diferencia clave entre lo que el cliente cree que vales y lo que realmente recibes por tu trabajo.
La parte técnica: del valor percibido al valor absorbido
Cuando comenzamos a vender, nosotros mismos consciente o inconscientemente asignamos un valor a nuestro producto o servicio. Al mismo tiempo, el cliente hace lo mismo desde su perspectiva.
A esto se le conoce como CBBE (Consumer-Based Brand Equity), o “valor de marca basado en la percepción del consumidor”.
Sin embargo, si somos demasiado optimistas, puede aparecer una discrepancia entre el valor que creemos tener y el que el cliente percibe.
Incluso si nuestra valoración es objetiva y hemos trabajado correctamente, esa diferencia entre percepción y realidad puede retrasar la llegada de los ingresos.
Por otro lado, el FBBE (Firm-Based Brand Equity) mide cuánto de ese valor percibido logra absorber realmente la empresa.
La diferencia entre ambos conceptos explica por qué a veces los resultados económicos tardan en reflejar el aprecio del cliente.
En resumen:
- El CBBE es el valor que el cliente cree que tienes.
- El FBBE es el valor que realmente logras convertir en ingresos.
Y entre ambos hay un camino que requiere tiempo, consistencia y estrategia.
La metáfora del cubito de hielo
Imagina un cubito de hielo en una habitación a −30 °C.
A −29 °C, todo sigue igual. A −28 °C, tampoco hay cambios. Incluso a −25 °C, el hielo permanece sólido. Pero llega un punto quizás a 0 °C donde de pronto comienza a derretirse.
Lo interesante es que el cambio visible ocurre después de muchos grados invisibles de esfuerzo.
Así funciona la percepción de valor vs ingresos: el resultado financiero (FBBE) es el efecto acumulativo de todo el trabajo previo, aunque no lo parezca en el corto plazo.
Paciencia y disciplina: los ingredientes invisibles del éxito
Tanto si prefieres la explicación técnica como la metáfora, el mensaje es el mismo: necesitas tiempo y constancia para que la percepción de valor se transforme en ingresos reales.
Tu marca, tus relaciones y la confianza de tus clientes requieren maduración.
El éxito no llega de golpe: se “descongela” poco a poco.
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